sábado, 29 de septiembre de 2012

La pregunta XXI

Entre ellas:
-¿Por qué ése siempre cuenta chistes verdes?
-Para disimular.

Uol Free

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Arbitrarios


¡Cómo se ha puesto la Inés! 

Desde que ha enviudado parece que la han inflado. 

Es que ahora va a todas las excursiones y comidas que organizan en la parroquia y en no sé qué asociaciones de mujeres, y el Andrés, que en paz descanse, antes no la dejaba casi ni salir de casa.

Exageraciones.

Consumida la tenía, aunque no se deba criticar a los muertos.

Lo que digáis, pero como una vaca se ha puesto.

Pues mucho hablas, pero tu Carmen no se queda atrás.

¿Qué le pasa a mi Carmen?

Que tiene un pandero que ni un bombo turco.

¡Bah! Fue hablar el que desde que le parió la mujer nunca más supo lo que era una cintura.

Pero la Inés siempre fue muy guapa y mira ahora.

Es una pena.

¡No me digas que ahora que está viuda la querías trincar!

¡Anda por ahí!

Chico, es que tu soltería ya apesta.

Envidia que tenéis, que yo me levanto bomboncitos y vosotros tenéis unas focas en casa.

¡Pero si tú ya no levantas nada!

¡Ni se te levanta por falta de ejercicio! ja ja ja.

Más que a ti, ¿oyes? Que ni te la ves desde hace lustros.

¡Ei, ei! Mirad aquella morena de la orilla. Va en tetas.

¡No sé cómo se atreve, con lo gorda que está!

Algunas no se cuidan nada. Es una vergüenza. ¿Cómo van a ligar si se abandonan así?

Deberían taparse.

O usar bañador. Oye, ¿qué os parece si nos vamos al chiringuito a tomar unas cervezas?

Y unas tapas de algo, que ya es casi la hora de comer.

Mirad, mirad, a la derecha, mirad qué cachonda.

No tanto, tiene celulitis en las cartucheras. 

−  Es verdad, es culona.
 
Bueno, ¿nos tomamos esas birras?


Uol Free
 

Arbitrario: Adj. Que procede con arbitrariedad. (s. f. Acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes, dictado solo por la voluntad o el capricho.)

domingo, 23 de septiembre de 2012

Ayuno

Ya nunca lo hacemos.
Se pasa todo el día dale que te pego y después dice que está cansado.
Ay, y yo me muero de ganas de tocar su cuerpo esculpido por un cincel. Me tiene encendida como la chimenea, ¡con el calor que hace!

¿Dónde coño está ahora? Ah, en la barra. De barra tengo ganas yo, pero nada, tiene que repetir no sé cuantas veces.
¿Se lo estará haciendo con otra? Ganas me dan de tirar los aparatos todos a la basura pero ¿y qué? Total, el simple suelo le sirve.

Y yo aquí acariciando al perro cuando lo que quiero es sobarlo a él.

Otra mañana más, por dios, ¡hala, nena, desayuna!, que va a ser difícil darte un hermanito.
Y el jodido me da un beso y ya, eso es todo y se va al trabajo. Juro que esta noche le pido que me use de pesas, joder, o me va a dar algo. Agggggg!! 

Uol Free




(Véase otro punto de vista en Danza nupcial).
(Tampoco os perdáis Ya no es lo mismo ni el delicioso Pavo Real)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

El descampado

         Cuando paso por la carretera comarcal aún lo veo claramente. A pesar del cierre de piedra de robusto granito que su propietario se empeñó en levantar para protegerlo de intrusos, a pesar de la cadena cruzando el hueco de una puerta fantasma, nada ocupa tras los años ese descampado. Sólo hierbas altas y matorrales inundan lo que un día fue nuestro lugar favorito para encuentros fugaces dentro de tu auto. 

El coche daba saltos, aunque entrabas en primera, lleno como estaba aquel campillo de roderas, guijarros y ramas secas. Aparcabas en el fondo, lo más alejado posible del camino de entrada y del desvío, y yo temía las noches de verano de luna llena, cuando todo refulgía y los haces de luces de los coches que regresaban de las verbenas atravesaban el descampado, que quedaba en un nivel más bajo con respecto a la carretera. Quizá eso daba más euforia a aquellos encuentros tan apremiantes, apresurados y sofocantes. Nada nos importaba entonces, sólo arrancarnos a medias la ropa y acomodarnos en el asiento. Tú sentado y yo a horcajadas sobre ti, cabalgándote, mordiéndote los labios mientras los cristales se empañaban con el vaho que exhalaban nuestros cuerpos ardientes. A veces nos parecía escuchar un ruido y nos deteníamos unos segundos, expectantes, a la escucha; yo sintiendo los latidos de tu polla que se quedaba quieta, gruesa y caliente dentro de mi coño exigente. Pero comúnmente era cualquier bicho, un ratón de campo, una lechuza o búho, un perro que deambulaba perdido. Y reanudábamos con más intensidad las acometidas, los frotamientos, los besos. 

Otras veces nos colocábamos en el asiento de atrás y yo medio me tumbaba, abriendo las piernas en una extravagante posición y tú me arremolinabas el vestido en la cintura, sin quitármelo siquiera, apartabas la braga y entrabas punzante y desaforado, como un chiquillo al que han tardado mucho en darle su premio. Aún hoy me pregunto cómo eran posibles aquellas contorsiones, aquel doblarse en posiciones inverosímiles, cómo hacíamos sitio a piernas y brazos en un habitáculo tan pequeño, pues hasta en tu asiento nos lo hacíamos, y a mí me machacaba las lumbares el volante, pero nada sentía más que tu frenesí y el mío envueltos, enredados y temerosos de ser descubiertos. 

En invierno la escarcha crujía bajo las ruedas y se rompía el hielo de algún charco congelado al cruzar el descampado. El frío era brutal y al apagar el motor para no delatarnos, nos quedábamos ateridos, besándonos con ardor y lanzando yo grititos cuando tus manos heladas alcanzaban mi espalda o apresaban un pecho. Yo me arrodillaba en el asiento y metía la cabeza en el portón trasero, y tú me bajabas pantis y braga y me asaltabas con esmero. No había muchos preámbulos entonces, era todo ansiedad y fuego. Cómo recomponía de nuevo la ropa, es un misterio: las medias llegaban a casa enteras, sin enganches ni carreras, y derechas. 

Y chupártela golosa mientras en primavera olía a mimosa y a brezo. Después nos quedábamos quietos, apenas unos momentos, antes de salir al camino de nuevo. Tú ibas fumando y a cada rato me dabas la mano, que yo besaba con embeleso. 

Aún hoy veo el descampado cuando ocasionalmente a esa carretera llego. Y me brota en los labios una sonrisa, pues recuerdo. 

Ya queda todo tan lejos… todo se lo ha llevado el viento, tus ojos, mis labios, el fuego. 

Otras pasiones llegaron o se fueron. 

Pero el descampado permanece, sólo un poco más inhóspito, más oculto, pero quizás más nuestro.

Uol Free



Pareja en descampado
 




domingo, 16 de septiembre de 2012

Mirarse

     Se enroscaron exhaustos, sofocados y tiernos. Tras la pasión, se dieron besitos de mariposa, cuando además de deseo existe enamoramiento, cuando te muerdes los labios para no decir palabras que suenen cursis o repetidas, manidas y trilladas. Pero, a la vez, deseas oírlas y decirlas.

Se miraron. Se perdieron el uno en los ojos de la otra; la otra en las pupilas del uno.
Entonces él se refugió en su cuello y alzó la boca a su oído.
Ella se ruborizó y se rió bajito.

Al día siguiente decidió observarlo.
Quería saber por qué tenía el coño más bonito del mundo.


Uol Free
Sexo, by Steven Meisel Studio

viernes, 14 de septiembre de 2012

Pasado



RUÍNAS DEL PARAÍSO
             
                  1

Hay demasiado tiempo detrás de este tiempo.
Demasiado pasado: una losa de niebla.

Así
que tú sabrás  qué falso paraíso
te tienes que inventar
para que el tiempo pase
con los ojos vendados por delante de aquello
que has logrado salvar del laberinto
por el que el tiempo corre
como un lobo demente.
   
                  2

Levanta paraísos.

El pensamiento y la memoria
arrasan cualquier paraíso.

Levanta el espejismo minucioso:

caerá

como un telón ingrávido.

La ola de cristal rompe en la orilla.

Los días son cristales que se rompen.

Levanta paraísos.
Y míralos quemarse,
borrarse,
desplomarse en el aire.



APUNTE

Cuando el pasado adquiere
la densidad del mar y de las  nubes
es señal de que todo,
no sé, va ya perdiéndose:
tomarás posesión de lo arrasado,
de una turbia región que no es de nadie,
pues ni mares ni nubes tienen dueño
y quien mueve el pasado mueve el fondo
de un mar enrarecido
sobre el que pasan las  nubes
con formas de una nada minuciosa.

FELIPE BENÍTEZ REYES: El equipaje abierto.