miércoles, 21 de febrero de 2018

Non bis in idem

¿Cuando hay reiteración deja de ser locura y pasa a considerarse inconsciencia?

Uol

miércoles, 14 de febrero de 2018

La pregunta LVI



― ¿Y por qué?
―A veces uno sabe que es un peón en el tablero de ajedrez y que será sacrificado al primer movimiento.
Uol

 

domingo, 4 de febrero de 2018

Batalla




No sé si a los hombres les pasa, últimamente no hablo de temas muy íntimos con los hombres, están a lo que están.

Pero lo cierto es que cuando te llaman para la próxima cita se te pone un nudo en la garganta. La revisión. La ecografía. La mamografía. 

No sé si a los hombres les pasa, porque no creo que los llamen sistemáticamente para hacerse una revisión. Bueno, supongo que la de la próstata: a partir de los 50 años. Pero las mujeres empezamos mucho antes, porque cada vez hay más cáncer de mama en jóvenes: chicas de apenas 25 años invadidas por este mal. Madres recién paridas, mujeres que pensaban tener un par de críos. Así que cuando el médico te dice que ya es hora de hacer una mamografía no te lo tomas a mal, pero cuando la mamografía te dice que es conveniente revisar cada año porque son poliquísticas te sorprendes. ¿Mis tetas?― piensas―; pero si mis tetas son preciosas, feitiñas, xeitosas. ¿Que tienen quistes? ¿Dónde? ¡Jamás los noté! Y después te dicen que nada, que todo bien, pero que mejor hacer ecografía cada seis meses. Y así pasa otro par de años, y de pronto te dicen que  hay que vigilarlas otro par de años más, porque hay microcalcificaciones. Joder joder joder. ¿Mis tetas? ¿Mis tetas preciosas y mimosas?  Ya sé que la visión que los hombres tienen de las tetas nada tiene que ver con la que tenemos las propietarias. Para la mayoría de los hombres las tetas femeninas son valoradas en función de su tamaño (o sea, grandes). A mí las tetazas siempre me han parecido muy animales, no sé, de hembra, poco elegantes, tetas de nutrir, no de gozar; tetas de difícil conservación; tetas que quedan bien si usas escotazos, pero horribles al soltar el sujetador. Es raro lo de las tetas, nunca les di la menor importancia, nunca me ponía escotes, nunca camisetas ajustadas. Para mí el mayor punto de atracción estaba en la mirada. Yo sabía si había tema por la mirada. Sabía si les gustaba por la mirada, por cómo me sostenían la mirada, no por hacia dónde la dirigían. Ya era veinteañera cuando descubrí que los ojos de los hombres se iban al escote. Otras mujeres lo aprendieron muy pronto. Sé de alguna que jamás usó cuello cerrado. No quiero ni imaginar esas tetas desparramadas en la desnudez, con tanto volumen, tan fellinianas

Ahora pensaréis, claro, lo dices porque las tienes pequeñas. No, son a la medida de  mi torso. Yo que sé, las tetas que gustan a los hombres empiezan a ser tetas irreales, los hombres piensan que las tetas son las operadas, tiesas, que no se mueven, apuntan al cielo incluso tumbadas. A mí no me gustan esas tetas, claro que me da igual; a mí me gustan mis tetas; las tetas de las demás me dan igual, no me erotizan, no soy lesbiana. A lo que iba (Ya sabéis los que me conocéis que  mi cerebro tiende a la digresión, enlazo temas y temas. ¡Lo que me cuesta disimular cuando hablo con alguien! ¿Se me nota?), la cuestión es que te entra un acojone y piensas ¿seré yo la siguiente diagnosticada? Una de cada 8 mujeres. En mi círculo ya ha habido casos. ¿Soy miserable por pensar, me salvaré en relación a esa estadística? De ocho amigas una tendrá cáncer de mama, ¿seré yo? ¿Y por qué no iba a ser yo?

Así que hoy es el Día Mundial contra el Cáncer, en general. Pero las mujeres al pensar en el cáncer pensamos en el de mama. Es cierto que peor pronóstico tiene el de ovarios o útero, pero como se habla menos de él, como que te da menos miedo. No fumo, no pienso en el de pulmón. El de colon se me antoja como de más edad. Y el de páncreas, uf, no tienes tiempo a decir mú. Pánico me da quedar parada con un ictus. Sola. En casa.

Este finde emitieron en la tele por la TV2 una peli (La soledad, de  Jaime Rosales), en la que la protagonista, la actriz Petra Martínez (qué voz tan peculiar, qué naturalidad, qué  cercanía, qué tablas) se moría de un ictus; eso parecía, estaba haciendo la cama y se queda quieta mientras somete la colcha bajo la almohada. No se le ve la cara. El espectador nota que le pasa algo; después se endereza, y acaba doblada y cayéndose al suelo, arrastrando las cobijas. Bueno, parece un final rápido, pero a continuación está un par de minutos moviendo una mano, un pie. ¿Qué siente? ¿Dolor? ¿Es un espasmo? ¡Cuesta tanto morirse!  Morir sola. ¿Y si la comen los perros? No tengo perros, es una expresión para decir que morirse solo es bien triste. Aunque la verdad es que todos morimos solos, nadie se muere por nosotros, nadie siente lo que sentiremos nosotros. Esa muerte inesperada puede ayudar a la familia (qué terribles las largas agonías) pero uno ¿se da cuenta? ¿Siente miedo, pánico?

Hoy es el Día Mundial Contra el Cáncer.

A veces me miro la palma de la mano, la línea de la vida está cortada. He mirado la mano de mis parejas: nunca tienen esa línea cortada.

La gente se cura del cáncer. Pero las personas cambian, y no me refiero a físicamente (que también) sino en su carácter. Siempre se dice que valoran de pronto el día a día, los buenos momentos, que aplican el carpe diem. Pero nunca hablan de los que se amargan, de los que vuelcan su tristeza y frustración en los demás, de los que se hacen insensibles. ¿Que le han diagnosticado cáncer? ¿Que es un chico joven? ¿Que pobre familia? Bueno, a todos nos toca. Y te parece que no se conmueven, que se han endurecido. Pero acaso  ¿no tienen derecho a no conmoverse? ¡Quién sabe lo que se siente! Pensar en la noche que algo te está royendo por dentro. Para enloquecer.

Debe ser durísimo escuchar ánimo todos los días, escuchar que la actitud es importante, que no debes dejarte hundir, que debes luchar, etc. etc. Como si eso fuese real. A ver, que no nos vendan la moto, lo que te salva es que los apellidos del bicho sean de buena familia y salvables y no los jodidos con boleto premiado y feo.  Si te toca el bueno, ya puedes no levantarte de la cama con depresión que te curarás. Si te toca el malo, ya puedes ser Miss Optimista: te jodes.

Dentro de unas semanas debo ir a esa cita. Me van a inspeccionar las tetas. Me pondré, igual que todos los días, mis encajes, pero no mis cremas: no se puede. Durante estas semanas pensaré, como siempre, si la suerte estará de mi lado, o si toda mi vida se ha desarrollado en función del día que me digan: tienes cáncer.

 Uol

sábado, 3 de febrero de 2018

Parálisis





QUÉDATE QUIETO

Deja para mañana
lo que podrías haber hecho hoy
(y comenzaste ayer sin saber cómo).

Y que mañana sea mañana siempre;

Que la pereza deje inacabado
lo destinado a ser perecedero;
que no intervenga el tiempo,
que no tenga materia en que ensañarse.

Evita que mañana te deshaga
todo lo que tú mismo
pudiste no haber hecho ayer. 

Ángel González: Deixis en fantasma (1992)